Paisajes del Agua,

En la cuenca del Jiloca y, en menor medida, en el valle del Pancrudo, los manantiales de agua subterránea son muy numerosos, sobre todo los afloramientos de las capas freáticas procedentes de la sierra de Albarracín y laguna de Gallocanta. El agua de estas surgencias alimenta el caudal de los principales ríos y arroyos, excavando cauces más o menos profundos en las terrazas fluviales.

La climatología y el agua de la lluvia también es muy importante para determinar el paisaje del valle, asumiendo las funciones de recargar los acuíferos y, tras las tormentas veraniegas, activar las ramblas y arroyos.

En algunos casos, cuando el cauce es superficial, sin desnivel o coincide con el final de una rambla, puede acumularse el agua en la superficie del valle, apareciendo amplias praderas muy húmedas, propicias para el crecimiento de pastos y bosques fluviales. Eran los antiguos prados y bosques del Jiloca, actualmente roturados y desecados.

Ojos del Jiloca y pequeños manantiales que aportan el agua
Cauces regulares de los ríos y ramblas o cauces intermitentes por donde discurre el agua
Praderas y suertes en aquellos lugares muy húmedos.